En Dior, hemos vuelto a los años 60 y a Marc Bohan en el último desfile de la maison, que se ha inspirado en 1967, año del nacimiento de la primera colección prêt-à-porter de la firma, Miss Dior.
Una colección juvenil y alegre que celebra el impacto revolucionario de los años 60 en las mujeres y en la cultura en general. Una época en la que la moda abandonó los confines de la alta costura y buscó en la calle un nuevo lenguaje moderno.
El resultado fueron prendas de otoño 2024 pensadas para mujeres de acción, vestidas por un elenco que desfiló rápidamente por un enorme espacio de exposición construido a medida, ingeniosamente sobre el Bassin Octogonal, o estanque principal de los Jardines de las Tullerías.
A primera vista, una discreta declaración de moda, obra de la directora creativa femenina de Dior, la italiana Maria Grazia Chiuri, con sobretodos de cachemira de doble faz, esbeltos vestidos de línea A, faldas a la rodilla y abrigos trench clásicos. Aunque muchos de ellos con grafitis pintados a mano con la frase Miss Dior, en una escritura de cinco centímetros de ancho en docenas de looks.
Hechas para mujeres ocupadas y ancladas por estupendas botas de suela plana en charol cortadas en la parte trasera con correas y hebillas doradas, kitten heels de bolas doradas, o botas anchas de charol hasta la rodilla rematadas con cadenas de cuentas en el tobillo.
«En mi opinión, a menudo se subestima la influencia y el talento de Marc Bohan. ¿Quizás porque vino justo después de Yves Saint Laurent y monsieur Dior? Pero Bohan ejerció una profunda influencia en la moda y en Dior, donde creó su primer prêt-à-porter. Fue un paso revolucionario en una maison dedicada a la alta costura durante más de 20 años en aquella época. ¿Eh? En cierto sentido fue feminista, mucho antes de que las mujeres empezaran a quemar sujetadores», insistió Chiuri con valiente énfasis romano en un avance previo al desfile.
Una colección que también hacía referencia a la innovadora estrategia de Bohan de trabajar con artistas originales cotemporáneos e incorporar sus ideas a las colecciones. Ya que la otra gran inspiración de Chiuri fue Gabriella Crespi, una italiana de talento único que colaboró con Bohan, quien le encargó la realización de mesas y lámparas curvilíneas para las boutiques de la marca francesa. Algunas de ellas se conservan en el famoso archivo de Dior, aunque es difícil localizar obras de Crespi, que a menudo trabajaba el bambú. Por definición, un material frágil.
Sus ideas se reflejan en la paleta de colores; nunca antes habíamos visto tantos looks en beige, arena y bambú en un desfile de Dior, aunque estuvieran aderezados con cuadros rojos, gris de la firma y azul denim desteñido.
Y en el último magnífico conjunto Dior, cortesía de la artista india Shakuntala Kulkarni, que ha creado ocho imponentes estatuas de bambú, caña y rafia, que sugieren princesas, samuráis y amazonas empoderadas. Se presentan en un círculo de 20 metros de diámetro. En las paredes, enormes pinturas de míticas mujeres guerreras del Rajastán, sugiriendo «una feminidad versátil, reactivando ese momento clave de libertad creativa del que Miss Dior es el emblema», argumentaba Chiuri en sus notas del programa.
El otro elemento clave fue el pañuelo, un elemento esencial en el propio armario de Maria Grazia y en Dior. La diseñadora encontró tantos en el archivo que acabó encargando un libro entero sobre el accesorio. Se titulará Dior Scarves y saldrá a la venta esta primavera.
«Mi madre siempre llevaba bufandas y yo también. Mi abuela incluso las llevaba en el campo», se ríe.
El desfile se llenó de dramatismo con una remezcla de la canción favorita de las pasarelas francesas Je t’aime moi non plus, de Serge Gainsbourg y Jane Birkin, cuando la acción pasó a la noche. Abrigos y chaquetas con estampado de guepardo; vestidos de flapper posmodernos con flecos y hermosas columnas de pedrería, de nuevo con un toque de los diseños de Crespi.
En resumen, una declaración sucinta de la diseñadora con el plan de juego más coherente de París.
Escrito originalmente por:
Fashion