Esta no es la primera vez que Salinas se inspira en la cultura peruana. En colecciones anteriores, como Huaylarsh, reinterpretó danzas tradicionales para llevarlas a un público internacional. «Es un reto convertir una inspiración cultural en algo moderno y vendible. No puedo poner una falda tradicional en la pasarela tal cual; debo reimaginarla, encontrar cómo hacerla atractiva para un mercado global; ahí es donde se pone a prueba al 100%, la capacidad creativa del diseñador», explica.
Del tejido artesanal a la alta costura
Uno de los elementos más distintivos del trabajo de Salinas es su colaboración con artesanas peruanas, quienes aportan técnicas tradicionales como el tejido en crochet. «Trabajar con ellas ha sido una experiencia increíble. De hecho, grandes personalidades de la moda como Nina García y Anna Dello Russo me hicieron ver que el tejido peruano es nuestro gran diferencial. En ningún otro país se teje como en Perú», destaca.
A través de estas colaboraciones, Salinas no sólo rescata el trabajo artesanal, sino que también empodera a las tejedoras. «Ellas solían hacer productos turísticos, pero cuando trabajamos juntos, se dieron cuenta de que pueden crear piezas de alta costura. De pronto, su arte está en Milán, y eso las llena de orgullo y las hace ver que su trabajo tiene un alto valor en países del primer mundo”.
Lo que sigue para Jorge Luis Salinas
Consolidado en las grandes pasarelas, el diseñador ya planea sus próximos pasos. «Estoy trabajando en un proyecto para vender en boutiques en Europa y Medio Oriente. Primero fue darme a conocer, luego mostrar mi producto, después construir una colección con un concepto sólido. Ahora es momento de llevar estas piezas a las tiendas más importantes».
Con cada colección, Jorge Luis Salinas reafirma su compromiso con la moda peruana, demostrando que la tradición y la innovación pueden convivir en perfecta armonía. Desde Gamarra hasta Milán, su historia es una inspiración para las futuras generaciones de diseñadores que sueñan con conquistar el mundo.