Aunque un nuevo truco cosmético se viraliza prácticamente cada día en redes como TikTok, donde las tendencias son más veloces que un parpadeo (siempre bien cargado de máscara de pestañas), lo cierto es que el gusto general es más estable. Cambiarle la idea de lo que le parece bello al público medio es un proceso relativamente lento, pero hay movimientos tectónicos que poco a poco calan. Si hace algo más de un lustro se impuso el rostro cincelado a golpe de brocha, emulando el contouring de las hermanas Kardashian, ahora se prefiere un maquillaje que adopte un enfoque más divertido. Ya no se trata de reconstruir con sombras y luces, sino de jugar con polvos y pigmentos, experimentar con un iluminador o probar un lápiz de labios en los párpados. No importa si el resultado no es impoluto, todo lo contrario. TikTok no pauta el canon, pero su espontaneidad y su imperfección sí marcan el tono. “Los mayores cambios que he visto en el sector van en ese sentido”, afirma Rachel Hardie, maquilladora de Nars para Reino Unido e Irlanda, “si hace cinco o seis años todo el mundo quería aparecer con un maquillaje perfecto y con cobertura total, de apariencia más pesados, ya nos hemos olvidado de eso. Hoy parece que volvemos a algo similar a lo que nos gustaba en los años noventa, más vanguardista y más auténtico, algo que yo personalmente disfruto mucho”.
Disfrutar es lo que buscan las fórmulas que se inventan para aportar texturas o para adaptarse a varias aplicaciones. El clásico colorete Orgasm de Nars, que nacía hace casi 25 años para revolucionar el panorama solo con su mención, se sigue reimaginando en nuevas versiones. “Creo que una de las claves de su éxito es la mezcla de pigmentos, porque combina rosa, melocotón y dorado que se adaptan a cualquier piel. Si lo aplicas sobre una más oscura se revelará más dorado, mientras que sobre una piel clara, se verá rosado”. En polvo se puede extender en las mejillas, pero también en los párpados o incluso a toques en los labios, imitando a otro superventas de la marca, la barra The Multiple: “La ideó también en los noventa el propio François Nars, durante una sesión de fotos con Carolyn Murphy, al mezclar dos labiales. No es una forma revolucionaria de aplicar el color, pero sí una con la que también puedes pasártelo muy bien”, dice Hardie. Sin ignorar que el maquillaje forma parte de un negocio (que en España emplea a 40.000 personas), el acto de sacar la brocha se resignifica buscando la expresión individual y unos minutos de dedicación personal. Lo plasma nítidamente Daphné B. en su libro Maquillada. Ensayo sobre el mundo y sus sombras: “El tiempo que dedico a maquillarme es un tiempo suspendido, en el que me dirijo a mí misma. Me devuelvo minutos, horas; yo, que estoy acostumbrada a disecar, rentabilizar el tiempo. Cuando me empolvo me acerco a este cuerpo que paso la vida ignorando. Le vuelvo a dar importancia, le devuelvo un poco de dignidad. Le dibujo una sonrisa y le pongo colorete”.
Escrito originalmente por:
smoda