Rosita Missoni ha muerto a los 93 años

La cofundadora de la familia Missoni ha muerto tras toda una vida dedicada al textil y al color

por podium

Rosita Missoni, cofundadora y matriarca de Missoni, ha fallecido a los 93 años. Junto a su marido Ottavio ‘Tai’ Missoni, que murió en 2013, convirtió el nombre de su familia en sinónimo del código visual más alegre e instantáneamente identificable de la moda italiana: el punto en zigzag de Missoni.

Si “el color es la historia de nuestra vida”, como dijo Rosita en una ocasión, la suya fue una tan rica y vívida como cualquiera de los patrones que ella y Ottavio inventaron. Estas creaciones fueron posibles gracias a su innovador experimento de 1962, en el que utilizaron telares Raschel para crear prendas de punto con motivos fiammata (en forma de llamas) de gran distinción. Un elemento clave del éxito de ese experimento fue la herencia y la experiencia de Rosita en el sector textil.

Rosita Jelmini nació en 1931 en Golasecca, Varese. Sus padres, Angelo y Diamante, trabajaban en la fábrica familiar de chales y bordados. Tras terminar sus estudios de idiomas en 1948, Rosita viajó a Londres acompañada por monjas para mejorar su inglés. Durante el viaje, pasó un día en el estadio de Wembley viendo la competición olímpica de atletismo de ese año, donde observó a un competidor italiano llamado Ottavio Missoni ganar su eliminatoria en los 400 metros vallas.

Missoni ya había desarrollado una idea de negocio adelantada a su tiempo, fabricando y vendiendo chándales que más tarde fueron adoptados por el equipo nacional italiano para el que competía. A través de un amigo de la familia, él y Rosita se conocieron y empezaron su noviazgo. Cuando se comprometieron, en 1951, ella llevaba dos años trabajando en la empresa de su abuelo materno. Cuando la joven pareja se casó en 1953, abandonó la empresa familiar para fundar una nueva con su marido.

Su empresa se llamó al principio Maglifio Jolly y su centro neurálgico eran las cuatro máquinas de tejer que instalaron en el estudio del sótano de su casa. Sin embargo, en 1958, cuando nació su tercera hija, Angela, ya habían despertado suficiente interés entre los clientes minoristas, como Biki y Rinascente, como para poner su propio nombre -Missoni- en la etiqueta de las prendas que creaban.

Su momento eureka en forma de zigzag, cuatro años más tarde, fue muy oportuno. Los patrones vagamente psicodélicos y maravillosamente coloridos que Missoni era ahora capaz de producir en propiedad encajarían con el espíritu más amplio de la década de 1960, y también coincidirían con el auge del prêt-à-porter italiano como alternativa a los ostentosos titulares de la moda francesa. Missoni organizó algunos de sus primeros desfiles después de que la editora Anna Piaggi descubriera la marca a mediados de los sesenta. El primero, en otoño de 1966, tuvo lugar en Milán, y más tarde se organizaron en París, Florencia y Londres. Un desfile posterior causaría un pequeño escándalo (que resultó muy bueno para el conocimiento de la marca) cuando Rosita y Ottavio vistieron a sus modelos con prendas que no se dieron cuenta de que se transparentarían bajo los focos.

Durante la década de 1970, los motivos característicos de Missoni llegarían a llevar a la moda italiana progresista hasta Estados Unidos. Esto fue en parte gracias al apoyo de la editora de Vogue Diana Vreeland, que en noviembre de 1970 invitó a los Missoni a mostrar sus colecciones a una audiencia de compradores y empleados de la revista en el Hotel Palace. El look Missoni fue bautizado como put-together: Saks Fifth Avenue y Neiman Marcus empezaron a venderlo poco después, y Bloomingdale’s le dio su propia tienda. Unos años más tarde, cuando comenzó formalmente la Semana de la Moda de Milán, Missoni fue una de las marcas fundadoras. En la década de 1980, la empresa creó un negocio de artículos para el hogar y se expandió a los sectores de perfumería y belleza.

Tras más de 40 años al frente de la casa –y un bajón confeso durante la década de 1990– Rosita y Ottavio empezaron a ceder el control del negocio familiar a sus hijos Vittorio y Luca, y a su hija Angela (que presentó su primera colección como diseñadora creativa en 1997). Mientras los jóvenes trabajaban para revitalizar eficazmente el lenguaje visual que sus padres habían creado, Rosita, que no quería “vivir como una abuela”, se centró específicamente en la parte Missoni Home del negocio. Esto le permitió dedicarse a múltiples pasiones: la decoración, los viajes de investigación, las tareas domésticas e incluso el submarinismo y la recogida de setas.

Tras soportar un cruel 2013, año en el que Vittorio murió en un accidente de avión poco antes de que Ottavio falleciera, Rosita siguió dirigiendo con gran estilo a su ahora extensa familia. Este pasado septiembre, acudió entusiasmada a la presentación de la marca de su nieta Margherita, Maccapani. Como dijo una vez a Vogue sobre su afición a la moda y el diseño: “Es un placer y una pasión que ha nacido de vivir esta vida maravillosa”.

 

PUBLICADO ORIGINALMENTE POR: VOGUE

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