Inspirada en la película Great Expectations de Alfonso Cuarón, la nueva colección de la Maison Natan para la temporada Primavera–Verano 2026 invita a un paseo poético entre la luz, la memoria y el deseo. Una propuesta que combina romanticismo, elegancia y sostenibilidad con la sensibilidad de la alta costura contemporánea.
Para la temporada Primavera–Verano 2026, la Maison Natan abre las puertas de un Jardín Secreto bañado en luz. Inspirada en la película Great Expectations de Alfonso Cuarón, la colección toma prestada su intensidad romántica y su atmósfera velada, invitando a un paseo donde cada silueta parece recogida de un jardín vibrante, delicado e intensamente vivo.
Como en la película, donde cada plano está habitado por el deseo, la memoria y la espera, las piezas de la colección reflejan un lirismo discreto, donde la luz se convierte en lenguaje y los colores en emoción. Los verdes suaves evocan las marismas brumosas, los amarillos dorados recuerdan los interiores bañados por el sol y los rosas marchitos susurran un romanticismo melancólico.
La estética cinematográfica de Great Expectations, a la vez sensual y pictórica, atraviesa toda la colección. La elegancia nace del detalle, del silencio, de la intensidad apenas dicha. La paleta florece en pasteles diáfanos —rosée de melocotón, lavanda en polvo, pistacho tierno— que despiertan tonos más intensos como el fucsia atenuado, el coral solar y la frambuesa triturada, siempre dosificados con equilibrio, sin cruzar el límite de lo demasiado vivo.
Sobre estas armonías se depositan flores como pétalos caídos al azar, estampados suaves, a veces sutilmente degradados, que recuerdan los rayos filtrados de una mañana de verano. Los volúmenes se despliegan en velos ligeros: vestidos sueltos ceñidos a la cintura con cinturón, faldas tipo paraguas aéreas y pantalones palazzo que rozan el tobillo.
El juego de la transparencia y la fluidez se expresa en tejidos nobles —sedas, crêpes rosados, mallas ultrafinas— que bailan con la luz y dejan adivinar la piel como un secreto bien guardado.
Las texturas refinadas —bordados tono sobre tono, tejidos calados, jacquards con relieve vegetal— hablan tanto del saber hacer de taller como de la poesía táctil de un herbario. Cada creación celebra el movimiento, prolongando el gesto sin obstaculizarlo, recordando que la elegancia también habita en la comodidad y en la naturalidad del cuerpo que respira.
En filigrana, Natan reafirma su compromiso con una elegancia lúcida y duradera: materiales responsables seleccionados con rigor, procesos de producción cortos y acabados lujosos que testifican la herencia artesanal de la Maison de Couture.
Así se dibuja un armario de verano que, lejos de los destellos efímeros, cultiva lo esencial: la gracia discreta de un estilo lleno de dulzura, de luz y de libertad.