Natalia Iguiñiz Boggio participó en Pinta BAphoto | BOOTH P37

por podium

En la edición pasada de Pinta BAphoto, que se llevó a cabo en el Pabellón 8 de La Rural, en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina, se presentaron obras de la artista Natalia Iguiñiz Boggio (1973, Lima, Perú) en la sección RADAR bajo la curaduría de Guad Creche.  Las obras se mostraron en el booth P37, en la Galería Del Infinito.

 

Sobre la artista

Artista visual y docente universitaria. Desde sus estudios de Pintura en la Pontificia Universidad Católica del Perú–PUCP (1990-95) y de la Maestría Género, Sexualidad y Políticas Públicas en la UNMSM, su trabajo explora la construcción de discursos en torno a las concepciones de lo femenino, la sexualidad, el trabajo doméstico y la maternidad. Su trabajo se desplaza entre los espacios expositivos de arte, la intervención en el espacio público y el activismo feminista.
Ocasionalmente trabaja en diseño gráfico, escritura y curaduría. Ha participado en 12 proyectos individuales y en más de doscientas muestras y bienales a nivel nacional e internacional. Así como reseñas y publicaciones diversas. Entre sus participaciones más destacadas se encuentra su participación en la Bienal del Mercosur, comisariada por Andrea Giunta el 2020.

Su obra forma parte de importantes colecciones entre las que destacan las de los museos MOLAA, MALI y El Reina Sofía. Algunas de estas obras son:

Mi mundo plop [2012]:

En palabras de la artista:  «Mi mundo plop, propongo una relectura crítica de los símbolos impuestos a la feminidad (el rosa, lo estético, lo decorativo) y su relación con el cuerpo. A través de la imagen del globo invertido y la sensación de explosión interna, exploro cómo esos códigos estéticos pueden operar como una violencia simbólica que se introduce en el cuerpo. La obra contradice la idea de que la feminidad debe ser liviana o inofensiva, poniendo en tensión lo que se espera como bello frente a lo visceral, lo incómodo, lo corporal. El ruido visual —el exceso del color rosa, la fuerza implícita del gesto— está destinado a generar una fisura en la mirada complaciente sobre lo femenino, reclamando otra estética posible, una que se asume también con tensión, resistencia y contradicción.» 

Permítanme un poquito de tristeza [2018]:

En Permítanme un poquito de tristeza, Natalia Iguiñiz nos muestra una secuencia de tres fotografías donde paulatinamente va doblando un pañuelo con el que seca sus lágrimas en paralelo con su dolor. Podemos observar una pieza de tela que durante el llanto es manipulada para seguir siendo utilizada hasta llegar a parecer una bolita, nos ofrece a través del gesto con el pañuelo, una comparación de nosotros mismos cuando atravesamos estados de tristeza. A través de esta obra Iguiñiz nos plantea la posibilidad de reconciliarnos con la necesidad de llorar. Permitirse estados de melancolía a pesar de la economía del tiempo que vivimos y de la productividad a la que estamos obligados a responder. Nos ofrece una aproximación cotidiana a esos estados que transitamos como resultado de las dificultades que enfrentamos en la vida, asumiéndolas como un aspecto más de esta.

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