Cuando Gabriel Paredes habla de moda, no se limita a telas o cortes. Habla de memoria, de dudas, de miedos convertidos en formas y de emociones traducidas en prendas. Nacido en Guatemala, con una formación temprana en las artes plásticas y marcado por el entorno creativo de sus padres arquitectos, Paredes se ha convertido en uno de los nombres emergentes más interesantes de la región. Su marca hrstka, fundada en 2017, no solo es un proyecto estético: es un manifiesto personal y colectivo.
“Desde niño mis padres y abuelos me rodearon de sensibilidad estética. Mi mamá pintaba, ilustraba, tenía ese don para el arte. Yo, en cambio, era terrible con las manualidades, hasta que poco a poco aprendí a expresarme a través de ellas”, recuerda. Esa búsqueda de un lenguaje propio lo llevó a la moda, pero con un pie siempre en el terreno emocional: “Todo lo que hacemos viene de un mundo interno. La visión siempre estuvo ahí, abierta a encontrar el medio correcto”.
Una marca íntima y comunitaria
Hrstka —apellido familiar del diseñador— se convirtió en la extensión de ese universo interior. Para él, el proyecto significa liberación creativa, pero también un diálogo con los demás: “Nadie es perfecto, todos atravesamos la vida como mejor podemos. Hablar de esto nos hace partícipes de un entendimiento común. El regalo más maravilloso es poder entendernos”.
Ese discurso ha resonado más allá de Guatemala. Sus colecciones, que han desfilado en el Mercedes-Benz Fashion Guatemala y ahora se exhiben en Lima, han captado la atención de medios internacionales como Vogue Italia y L’Officiel Argentina. No es difícil comprender por qué: cada prenda de Paredes encierra una narrativa íntima, pero traducida con un alto valor estético y un punto de vista potente.
Entre lo conceptual y lo comercial
En colecciones como tempus fugit, la carga introspectiva se vuelve evidente. Sus diseños son confesiones en forma de tela: “He tenido muchas dudas y temores que me atrevo a mostrar en vez de guardarlos”, admite. Pero ese ejercicio de honestidad debe convivir con el mercado: “Es un reto entender lo que un cliente quiere y combinarlo con mis propias aspiraciones. Lo gratificante es ver a alguien portar mis prendas y sentirme orgulloso de lo que transmiten”.
Moda como viaje y como resistencia
Su decisión de cruzar fronteras responde a una convicción clara: la moda debe viajar. Inspirado por las palabras de Diane Vreeland —“el ojo tiene que viajar”—, Paredes asegura que llevar sus propuestas fuera de Guatemala le permite profundizar en su propio trabajo. El recibimiento en ciudades como Lima, dice, ha sido “precioso”.
En un momento en que la industria se vuelca hacia la sostenibilidad y la identidad, hrstka dialoga con estas tendencias a través del uso de sobrantes de fábrica, materiales orgánicos y reutilización de piezas de colecciones pasadas. Para Paredes, la sostenibilidad no es una etiqueta, sino una consecuencia natural de estar en sintonía con la realidad global y personal.
Su visión se expande, además, hacia un plano colectivo latinoamericano. “Hay una necesidad de representarnos como comunidad, de mostrar nuestra creatividad como un ‘yo’ en lucha contra las restricciones sociopolíticas. Somos alegría, sufrimiento y resistencia. Y eso, compartido con el mundo, se vuelve visibilidad”.
El consejo de un emergente
Aunque su trabajo ya ha sido validado en escenarios internacionales, Paredes se mantiene cercano al rol de mentor para quienes recién empiezan. Su consejo es claro: “Perder el miedo y la vergüenza a empezar. Nadie inició con una empresa multimillonaria ni con todos los recursos. Nos caeremos nueve veces pero nos levantamos diez. Los errores no son fallas, son mensajes que nos ayudan a crear mejor”.
Así, Gabriel Paredes emerge como uno de los diseñadores que mejor encarna la nueva narrativa de la moda latinoamericana: íntima, introspectiva, sostenible y profundamente humana. En cada puntada hay un recordatorio de que la moda no solo viste cuerpos, también revela mundos interiores.