Miuccia Prada propone un uniforme estival que recurre a las bermudas, los polos (también de rayas) y los zapatos masculinos
Ver un desfile de Miuccia Prada; sea a las órdenes de Prada o, como en este caso, de Miu Miu, supone, de alguna manera, ser testigos de las tendencias —en forma de prendas, complementos y estilismo— que meses después serán objeto de deseo entre el gran público. Y esta vez, la propuesta de la firma italiana, que presentaba su colección primavera-verano 2024, anticipa un periodo estival a medio camino entre la estudiante de college estadounidense con el uniforme mal colocado y la surfera californiana. Sí, porque Miuccia —con la ayuda de su estilista, Lotta Volkova— se ha propuesto revisitar una época complicada para muchos, no porque sea más o menos afortunada que otras, sino por su cercanía en el tiempo.
El comienzo del nuevo milenio va calando poco a poco en nuestros armarios desde hace unas cuantas temporadas, pero es ahora cuando la casa italiana ha dedicido poner toda la artillería pesada en juego. Y lo hace bajando el tiro de sus faldas y pantalones un grado más, con tops en forma de bandana, y colores como el amarillo, el verde o el azul eléctrico; nada que ver con las recientes propuestas de Miu Miu o Prada, en donde los colores neutros y los tonos empolvados lo teñían todo.
Una colección que se pudo ver dentro del Palacio de Iéna; convertido para la ocasión en un paisaje gris con columnas metálicas, gracias a la artista Sophia Al-Maria; la misma que decidió que la banda sonora la pondría el dúo australiano de metal industrial Divide and Dissolve, con arreglos de Asma Maaroof, Daniel Pineda y Joshua Fay. Una propuesta compuesta por 62 looks y menos femenina que de costumbre: las bermudas se maridan con jerséis negros, que dejan a la vista camisas de cuadros azules y blancas, con los cuellos mal colocados, y blazers de uniforme de colegio. Distintos niveles de capas que se perciben también gracias a los cordones blancos que en vez de esconderse sirven como ornamento marítimo, y que no desentonan con el estilismo beauty de las modelos, que podrían venir de darse un baño.
Un look que se completa con sandalias de estilo hippie, que dejan a la vista tiritas y en ocasiones piernas sin depilar; otro guiño de la marca al feminismo y a lo mundano. Pero también hay lugar en esta colección para las mary-janes y los zapatos masculinos de Church’s, que se dejan a medio abrochar. Distinto calzado para el mismo uniforme, que se compone de un polo oversize y una minifalda de estilo tutú. De nuevo, líneas más relajadas y masculinas que conviven con siluetas asociadas a lo tradicionalmente femenino.
Pero si algo ha soprendido a los seguidores de la marca es la presencia de los náuticos de cordones; un diseño con un propósito deportivo y asociado a aquellos que gustan de salir a navegar. Si además, los combinas con un polo, la propuesta estilística está clara; pero si lo firma Miu Miu, entonces cambia la cosa.
Se intuye además un deseo de convertir el polo con el logo de la firma (en blanco, azul marino y negro) en la próxima prenda viral que llevarán prescriptoras de moda de todo el mundo. Una pieza que, según Miuccia, solo necesita unos vaqueros o una falda azul Klein para triunfar.
De nuevo, como ocurrió con la colección otoño-invierno 2023 de la firma, las modelos llevan el pelo revuelto y los bolsos sin cerrar; no sabemos si por el ajetreo de los tiempos o la desidia también propia del momento histórico que vivimos.
En cualquier caso y según avanza el desfile, vamos alejándonos poco a poco de la principal premisa de la colección para acercarnos a la orfebrería habitual en la firma, a través de faldas ‘midi’, que anticipan la traca final, más cercana a los vestidos sesenteros con texturas doradas y los conjuntos de estilo preppy. Y en donde también hay lugar para las bomboneras, las lentejuelas y las capas con lazos en la espalda. Porque de alguna manera, Miuccia siempre será Miuccia (y eso, se lo agradecemos todas).
Publicado Originalmente por : VOGUE