De las pistas de esquí al prêt-a-porter: Colmar conmemora el centenario de la firma

por podium

La firma celebra su aniversario con una colaboración con el artista Joshua Vides. Misma innovación y mucho más diseño para conmemorar a un icono de los campeonatos mundiales.

En los años 30 del siglo pasado, Leo Gasperl, un austriaco de nacionalidad italiana y uno de los mejores esquiadores de todos los tiempos, lo ganaba todo sobre el hielo: desde grandes campeonatos hasta nuevos récords. Y cuando parecía que su carrera no podía apuntar más alto, el conocido como ángel de la nieve dejó de deslizarse sobre ella para (literalmente) volar. Es entonces cuando pasó a la historia. No solo por sus hazañas deportivas sino también por la revolucionaria equipación que le ayudó a conseguir la primera marca de esquí de velocidad. Hablamos del Thirring, un abrigo de lona que se inflaba simulando la forma de un murciélago y que Colmar hizo posible.

Colmar creó para el campeón Leo Gasperl el traje Thirring, un abrigo de lona que permitía al esquiador alcanzar mayor velocidad.

La firma italiana que elevó aún más la carrera de Gasperl nació hace exactamente cien años (el 31 de octubre de 1923) en Monza, una ciudad a 20 kilómetros al noreste de Milán, donde la textil es su principal industria. Allí, Mario e Irma Colombo fundaron Manifattura Mario Colombo, un taller de producción de fieltro para sombreros y polainas de hombre. Llegó el crack del 29 y la crisis por las sanciones a Italia debido a la guerra de Etiopía, y Colmar —su fundador ya había rebautizado la marca con la suma de las tres primeras letras de su apellido y las de su nombre— supo adaptarse a los tiempos con la fabricación de monos de trabajo en algodón.

Pero Colmar apuntaba mucho más alto. Y mientras confeccionaba las prendas que mantendrían a flote a la empresa en esos tiempos convulsos, su taller funcionaba también como un centro de investigación. Gracias a las innovaciones que se fraguaron en Monza, la firma es hoy un referente mundial en ropa de esquí, tanto en innovación de tejidos (ahora con la sostenibilidad como prioridad) como en diseños vanguardistas. O como le gusta decir a Giulio Colombo, actual CEO de la firma y tercera generación de sus fundadores: “Colmar es 70% performance y 30% estilo. Italiano, claro”.

 

En el los años 40 del siglo pasado, en su taller de Monza, Colmar confeccionaba monos de trabajo a la vez que trabajaba en innovación de tejidos y diseños.

 

Tras el Thirring y durante la Segunda Guerra Mundial, la firma volvió a buscar una línea de negocio segura —la confección de saharianas para la Legión Extranjera francesa— a la vez que seguía en su empeño por innovar. Entonces nacieron el cortavientos Olimpionica de popelín impermeable; la primera chaqueta aerodinámica, creada para el campeón en los Juegos Olímpicos de Oslo (1952) Zeno Coló; y en los 60, con el boom por las vacaciones de esquí, un conjunto especial para profesionales y aficionados compuesto por unos leggings con bandas laterales de raso elástico. La firma empezaba a trasladar sus diseños de las pistas al prêt-à-porter invirtiendo a veces la fórmula: “70% estilo y 30% performance”.

En la década de los 60 ya no solo esquiaban los profesionales. Las vacaciones en la nieve se pusieron de moda y con ellas las equipaciones de Colmar, dentro y fuera de las pistas.

 

Con Italia como campeón mundial de esquí nacieron tres iconos sobre los podios. En los 70, la chaqueta Ceffa, de acolchado tricolor en las mangas. En los 80, el modelo Bormio, creado para los campeonatos del mundo celebrados en la ciudad del mismo nombre: una chaqueta acolchada de plumón con inserciones de cuero que enseguida se introdujo en la moda urbana. Y en los 90, el modelo color block Technicolor, que se usaba en las pistas y fuera de ellas, se combinaba con jeans como un presagio de la moda athleisure que hoy es tendencia.

 

La ceffa es uno de los muchos iconos de Colmar. Una chaqueta blanca (un color novedoso en los 70) con una banda tricolor en las mangas. Enseguida se convirtió en la equipación de los campeones del mundo.

 

Siguiendo con su historia, Colmar celebra sus cien años de vida (y éxitos) con una colección, esta vez 100% diseño, firmada por el artista Joshua Vides. Giulio Colombo se topó con la obra del californiano en las redes sociales —precisamente a través de internet Vides saltó a la fama en 2019— y enseguida supo que tenía que ser él el que hiciese la magia: una colección en la que se fusionan el arte urbano con la herencia de la firma: “Hay muy pocas marcas que perduran después de cien años intentando seguir siendo relevantes. Esta es una marca que se dedica a hacer lo que sabe y tener la oportunidad de trabajar con un archivo como el de Colmar me inspira y me hace la vida más fácil”, dice Vides sobre su colaboración.

El artista Joshua Vides ha creado una colección especial para celebrar los cien años de Colmar uniendo la herencia de la firma con su estilo streetwear.

 

Vides parecía estar destinado a encontrarse con Colmar y no solo por su talento: “Tengo una cicatriz enorme en la cabeza que me hice cuando tenía ocho años. Me choqué contra un árbol haciendo snowboard y cuando pienso en la nieve para mí es como un lugar aterrador. Así que siempre había estado buscando a alguien que me quitase ese miedo. Cuando surgió la oportunidad pensé: por fin voy a poder cerrar ese capítulo”.

 

Joshua Vides une en cada pieza de la colección su arte urbano inspirado en los dibujos animados con la herencia de Colmar. En esta camiseta cuelgan varias de las medallas que los esquiadores italianos han conseguido en estos cien años.

 

Y casi como una terapia, el californiano ha creado una colección llena de trampantojos, en la que se mezclan sus influencias —en toda su obra están presentes los dibujos animados de su infancia— con la historia de la firma italiana. Camisetas con las que nos cuelgan una infinidad de medallas (las que todos los profesionales del esquí han ganado con las equipaciones de Colmar), jerséis con dorsales de competición, pantalones que parecen haber sido pintados con rotulador —»siempre pinto primero la prenda, no concibo mi trabajo sin mancharme las manos”— o abrigos de plumas que a simple vista nos pueden llevar a engaño: ¿reales o dibujos?

 

 

Publicado Originalmente por : VOGUE 

 

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