Resulta curioso pensar hoy en día en una prenda tan común y democrática como los pantalones vaqueros. A pesar de acumular más de 150 años en sus bolsillos rematados con tachuelas, los jeans siguen resultando tan contemporáneos y vigentes como si se hubieran creado hoy. De hecho, están tan integrados en nuestro día a día que ni siquiera llegamos a echarle cuenta. ¿O acaso tú has cogido unos jeans una mañana cualquiera y, antes de ponértelos, te has preguntado de dónde vienes y a dónde irán? Sin embargo, si reparásemos por un segundo lo que esta pieza ha vivido hasta llegar al siglo XXI, nos sorprenderíamos por su curiosa historia.
Para llegar al origen de los jeans debemos viajar a 1851, cuando el alemán Levi Strauss emigró a Estados Unidos, primero a Nueva York y, dos años después, a San Francisco (California). Aprovechando la fiebre del oro desarrollada en los States, Strauss comenzó a fabricar ropa de trabajo resistente para los mineros.
Al principio fueron pantalones confeccionados con las mismas lonas que se utilizaban para fabricar tiendas de campaña o toldos, por eso los primeros Levi’s –que se podían adquirir por 1,50 dólares– eran de color marrón y sin bolsillos traseros. No es hasta en 1860 cuando Strauss descubre un material de algodón fabricado en Nîmes, Francia –y que terminó dando lugar al término denim–, mucho más adecuado para la confección de sus jeans.
Por aquel entonces, y por muy baratos que nos parezcan hoy aquellos vaqueros, la ropa no era un objeto de usar y tirar, sino que se arreglaba y remendaba hasta que se caía a cachos. Un experto en la materia era el sastre de Nevada Jacob Davis, quien compraba rollos de tela denim a Strauss para remendar los agujeros de los pantalones de trabajo. Para mejorar su resistencia y retrasar el desgaste, se le ocurrió reforzar con remaches de cobre los puntos de mayor tensión y así alargar la vida de las prendas. En 1872, se puso en contacto con el señor Levi para financiar el proyecto y en 1873 consiguieron la patente del diseño que hoy en día conocemos. Así nace lo que todavía a día de hoy conocemos como el Levi’s 501, los primeros pantalones vaqueros de la historia, y que precisamente en 2021 cumple 150 años.
Desde su creación y hasta mediados del siglo XX, mineros, cowboys, obreros y demás trabajadores del campo hicieron del Levi’s 501 su uniforme de trabajo. Sin embargo, en los años 50 se produjo un hito que cambió todo. Hasta aquel momento había una estricta diferenciación entre la ropa de trabajo y la ropa de vestir, y respetar estos códigos era condición estricta de una ley cívica no escrita. Por tanto, era impensable que el vaquero saliera a la calle como un pantalón de sport, hasta que el cine se cruzó por medio.
Marilyn Monroe y James Dean vistiendo Levi’s 501. Getty Images
En 1954, Marilyn Monroe se los plantó en Río sin retorno (1954) y, un año después, James Dean en Rebelde sin causa (1955). En un principio, vestir jeans no debería suponer un hito, pero si tenemos en cuenta que son los años 50 y que ambos son los dos primeros personajes que visten vaqueros (de manera masiva) fuera del contexto laboral para el que se crearon –ella interpretaba a una cantante de salón y él a un joven delincuente–, la cosa cambia. Las estrellas del cine convirtieron los vaqueros en un símbolo de rebelión juvenil y las nuevas generaciones comenzaron a imitarlos. La controversia fue tal que incluso se llegó a prohibir la entrada en establecimientos públicos y colegios a todo aquel que se atreviera vestir la osada prenda.
Una vez superada la mitad del siglo XX, podríamos considerar que la fobia al vaquero había pasado, pero nada más lejos de la realidad. Desde entonces, el clásico Levi’s 501 ha jugado en los límites de la marginalidad social: los moteros en los 60, los hippies en los 70, los punk en los 80, las primeras reivindicaciones LGTB en los 90. Y todo ello sin cambiar apenas su diseño: nos dieron una base y, a partir de ahí, han sido reinterpretados, customizados, arreglados y adaptados a la figura de cada persona según gustos; y hoy su pulmón sigue vivo a pesar de contar con casi un siglo y medio de vida y con unos portadores que, en su momento, no eran gratos socialmente. Entonces, ¿cómo ha conseguido convertirse en un icono? ¿Por qué la revista Time los eligió en 1999 como la pieza de moda más relevante del siglo XX?
Steve Jobs durante la presentación del Apple II en 1984 vistiendo unos Levi’s 501 customizados para llevarlos con tirantes. GTRESONLINE
Posiblemente, Tracey Panek, conservadora de los archivos de Levi’s, tenga una respuesta: “Quizá estábamos en el sitio adecuado en los momentos justos”, explica Panek a GQ. “Por un lado, nacimos en California, cerca de Hollywood y las estrellas de cine ; por otro, hemos formado parte de algunos de los momentos culturales más importantes de la historia : Woodstock (1969) o la caída del muro de Berlín (1989), por ejemplo, momentos en los que la gente ha vestido el 501 y que, de alguna forma, se han asociado a la libertad. Pero lo mejor es que todo surgió de forma orgánica, y quizá ese es el punto fuerte de la marca”. ¿La clave para que esto sucediera? «Son muy versátiles y nos encanta cómo la gente los ha hecho suyos a lo largo de los años», explica Panek, «Creo que precisamente por eso es una marca muy democrática».
Todas las piezas, personajes, concepciones o ideales que hoy consideramos como estándares fueron objeto de controversia por la ruptura social que supusieron en su momento. En cambio hoy son parte de la cotidianidad, como el Levi’s 501. Casi siglo y medio de agitada vida que los ha llevado a formar parte de una exposición en el Moma de NY sobre los objetos que han creado un impacto definitivo en la historia. La historia de una prenda adelantada a su época y que parece que, por fin, ha encontrado su sitio y su plena juventud.
Streetstyle NYC. Jor Martínez
Publicado originalmente por : GQ