Desde rostros históricos del Perú hasta selvas neoexpresionistas, pasando por ciudades postpandemia convertidas en pasarelas simbólicas, el arte de Marcos Palacios es un híbrido de formas, colores y memorias que se desbordan en cada trazo. Este joven artista peruano ha logrado que su trabajo se exhiba en escenarios tan diversos como Venecia, Cracovia o Londres, sin perder ese impulso visceral que nace entre lo personal, lo social y lo imaginado.
En conversación con Podium Latinoamérica, Palacios nos abre la puerta a su proceso creativo, sus referentes más viscerales y sus sueños de convertir sus pinturas en atuendos que caminen sobre una pasarela. Así se construye su mundo: a medio camino entre el grafismo expresionista y la memoria visual del Perú profundo.
Dos proyectos, una misma pulsión: el retrato de lo vivo
En este momento, Marcos divide su tiempo entre dos series en desarrollo. La primera: una colección de paisajes neoexpresionistas inspirados en la ceja de selva, específicamente el valle de Chanchamayo, un lugar con valor emocional por sus raíces familiares. “Serán 12 pinturas de mediano y gran formato donde el color y los trazos rápidos, como siempre, serán protagonistas”, nos cuenta.
El segundo proyecto es un giro hacia la historia: una serie de retratos de figuras del Perú virreinal y republicano, un ejercicio de documentación visual que explora el retrato no solo como técnica, sino como narrativa artística y política.
Entre Cracovia y Chanchamayo: el arte que viaja
Palacios ha llevado su obra a capitales del arte global, pero confiesa que la esencia de su mensaje no cambia:
“Cada lugar tiene su público, pero mientras haya interés por el arte, todos hablamos el mismo idioma”, reflexiona. Y es en esa mirada universal donde su lenguaje visual –profundo, vibrante, simbólico– encuentra conexión sin fronteras.

Ciudad pasarela: cuando la urbe se vuelve escenario
Una de sus exposiciones más potentes tras la pandemia fue Ciudad Pasarela, una serie que nació en su época de estudiante en Bellas Artes y que maduró tras el confinamiento. “La ciudad post-pandemia volvió a llenarse de interacción, de nuevos recorridos… quise capturar eso como un teatro urbano, con personajes híbridos que danzan entre lo humano y lo simbólico”. Los grandes formatos refuerzan esa idea de telón, donde lo cotidiano se vuelve una coreografía colectiva.
Un lenguaje que muta entre trazos, noticias e imágenes
Su obra no responde solo a una técnica, sino a una metodología casi documental.
“Lo que veo, lo que vivo, las noticias… todo alimenta mis temas pictóricos. Me interesa rescatar elementos diversos y construir desde ahí”, explica. Su mirada es antropológica, visual, crítica, pero también emocional. Todo eso se transforma en textura.
¿Y si la pintura fuera un look?
Le lanzamos una pregunta disruptiva: Si tu pintura desfilara en una pasarela, ¿cómo se vería?
“Estaría llena de colores, rostros y personajes híbridos. Siempre me ha gustado la idea de colaborar con la moda; esa idea está latente”. No sorprende que lo diga. Su obra tiene el dramatismo y el magnetismo visual que podría perfectamente invadir telas, escenografías o editoriales de moda experimental.

De Grosz a Goya: sus influencias no se disimulan
Su formación en la Escuela de Bellas Artes del Perú le dio el rigor académico, pero su lenguaje está profundamente marcado por el neoexpresionismo alemán, particularmente George Grosz. Le siguen referencias como De Kooning, el movimiento CoBrA, e influencias del primitivismo a lo Goya, Picasso o Wifredo Lam.
Esa mezcla da lugar a un universo gráfico de deformaciones grotescas, híbridos antropozoomorfos y símbolos desfigurados, casi delirantes, como si el tiempo y el espacio colapsaran en un solo lienzo.
Un puente con el arte japonés
Marcos también mira hacia oriente. Nos confiesa que le gustaría colaborar con artistas japoneses. “Tengo raíces japonesas y siempre me ha fascinado su manera de representar el entorno. Creo que unir dos contextos tan diferentes podría dar lugar a algo poderoso.”
El arte como derecho y como territorio común
Antes de cerrar la entrevista, Palacios deja un mensaje: “Agradezco a Podium por darme este espacio. Ojalá el arte y la cultura siempre estén al alcance de todos.”
Su deseo resuena como el eco de su obra: intensa, vibrante, accesible, política y profundamente humana. Porque, en su universo visual, lo simbólico y lo urbano no se oponen. Se abrazan.
Puedes encontrar más de la entrevista en: https://w/ww.instagram.com/p/DOGzMz1ESTy