La Cabrera, uno de los referentes más emblemáticos de la gastronomía argentina en el mundo, fue el punto de encuentro para una noche de celebración y hermandad entre Argentina y Perú. El evento reunió a artistas como los actores Nacho Di Marco, Mariano Sabato y Laly Goyzueta, quienes compartieron una velada cargada de historias, emociones y cocina de alto nivel.
Durante la noche, los asistentes disfrutaron de un recorrido gastronómico que destacó los platos más representativos de la tradición argentina, desde el asado hasta los clásicos cortes de carne madurada, acompañados por vinos cuidadosamente seleccionados. En el corazón de Miraflores, La Cabrera se reafirma como un espacio donde los sabores conectan culturas.
Más allá de una celebración puntual, la cena fue un símbolo del vínculo fraterno entre dos países que comparten una historia de migraciones, influencias artísticas y afectos comunes. La presencia de figuras argentinas y peruanas reflejó el espíritu de integración que se vive en la comunidad cultural de Lima, unida por el arte, la gastronomía y la amistad.
El evento también contó con la presencia de reconocidas figuras del ámbito artístico y mediático, como Laura Reyes —hija de la recordada actriz Noemí del Castillo—, el presentador de televisión Homero Cristali, los actores argentinos Pacu Escudero y Facundo Ponsincovich, así como Patricia Lúcar, conductora del canal Top Latino, la actriz Celeste Villar y el cantante peruano Toño Santivañez, quienes compartieron la velada y reafirmaron la conexión entre ambas naciones.
Desde su llegada a Perú, La Cabrera ha mantenido intacta su esencia: ofrecer una experiencia auténtica que honra la tradición argentina sin perder de vista la innovación. Bajo la guía de Gastón Riveira, alma máter del restaurante, y con una propuesta que combina técnica, producto y hospitalidad, el restaurante continúa afianzando el vínculo entre Argentina y Perú.
Con este tipo de encuentros, La Cabrera reafirma su papel como un embajador gastronómico de la cultura argentina en tierras peruanas, demostrando que la comida también puede ser un acto de hermandad.